Vacuna

Las semanas mágicas de espera para la llegada de la “vacuna”, ya han pasado. Son las que se presentan en el horizonte de una residencia de Guadalajara. Inocularán en la acción de dos pinchazos (quizás tres), elementos desconocidos en los torrentes humanos para que la población active la economía y que quienes dispongan de poder adquisitivo disfruten de un próximo y pleno verano vacacional, sin temor a enfermar por la covid-19. Antes, en vacunas anteriores, inoculaban “tanques” a modo de defensa los cuales ayudaban a los glóbulos blancos a luchar con la enfermedad reforzando el armamento; ahora, en la ansiada vacuna contra la covid-19, inocularán “aplausos”, es decir, elementos que alentarán y animarán a que los glóbulos blancos se activen y cojan fuerzas para la lucha con el coronavirus. Todo ha cambiado. Este virus traicionero evoluciona en su comportamiento dependiendo de la edad, del sexo, del factor RH de la sangre de la persona que lo contrae sin fórmula determinada hasta ahora. En España, país donde el sentimiento de excepcionalidad ha quedado patente manifestando que el comercio, la hostelería y el consumismo de a pie son básicos, por lo que confinan regiones y nos preparan para la mayor excepción antes de la vacuna, ya en plenitud: La Navidad.