Vacatio

    04 ago 2019 / 11:22 H.

    El verano es una estupenda estación para el descanso, o para todo lo contrario. No en balde, fue un dieciséis de julio cuando tuvo lugar la batalla de las Navas de Tolosa, devolviendo la preeminencia a las tropas cristianas. Un diecisiete de julio, siete siglos más tarde, tendría comienzo la guerra que separó a nuestro país, bajo el sol de cualquier cordillera, sobre los hombros de nuestro pueblo. Nos empeñamos en descansar porque el tiempo no espera por nadie. Hace poco, un amigo me dijo que no quería que llegasen sus vacaciones, para no gastarlas. Vivimos nuestra propia cronología, ajenos al mundo, como una radio que alguien se ha dejado puesta. Disfrutamos ante la expectativa de las próximas vacaciones, las pasamos como en un suspiro y volvemos a marcar en el calendario, en letras rojas, el próximo puente o festividad. Descansar nos libera de la tensión acumulada, otorgándonos la perspectiva necesaria para afrontar viejos problemas con nuevas soluciones. Sin embargo, no debemos olvidar que otros tiempos se simultanean al nuestro, de manera que no alejarnos demasiado de la realidad nos permitirá, tal vez, volver mejor a ella.