Va para largo

    06 abr 2024 / 09:40 H.
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    Muchas personas piensan que la extrema derecha extendida por todo el mundo es algo pasajero que se irá disipando poco a poco con el tiempo. Podemos llegar a esa conclusión equivocada al observar lo estrafalario de ciertas declaraciones o actos de sus líderes. En Argentina el señor Milei reconoce tener de asesores de sus políticas a sus perros muertos con los que habla a diario. En España el señor Abascal dice barbaridades como que hubo quien aplaudió el 11M o que hay socios del presidente del gobierno que aplaudieron aquellos atentados. El señor Trump habla de extirpar de raíz a los matones de la izquierda radical que viven como alimañas en su país, y una candidata de su partido a superintendente de escuelas públicas en el estado de Carolina del sur decía que había que matar a los traidores. Estos fuegos de artificio, estas exageraciones estrafalarias o aparentes expresiones de un momento de locura no nos pueden hacer creer que la ultraderecha es un fenómeno pasajero extendido por el mundo por unos charlatanes o unos chalados o unos extravagantes a los que les gusta hacer el payaso. Sería muy ingenuo pensar así y creer que todo esto se va a ir desvaneciendo poco a poco.

    Volviendo a Estados Unidos, nuestra ingenuidad al pensar en la ultraderecha se ve alimentada por la limitada, cuando no insuficiente, cobertura de la realidad de este país por parte de los grandes medios españoles. Nos llegan, como regla general, traducciones al español de lo que los grandes medios de aquel país presentan como la sabiduría convencional sobre su realidad social, política y económica promovida por sus grandes poderes políticos y mediáticos. Esa percepción nos ha llevado a creer algo tan profundamente erróneo como que Donald Trump había desaparecido de la esfera política con la victoria de Biden. Lo cierto es que la realidad es todo lo contrario. Deberíamos tener claro que aquel país cambiará aún más profundamente y que su Estado quedará dominado casi absolutamente por el trumpismo. Se van a erosionar mucho más sus instituciones democráticas, ya bastante deterioradas y limitadas, y esa ultraderecha va a suponer un impacto todavía más negativo en su política interior y en su política exterior. Se nos avecina un mundo muy cercano en el que las ultraderechas, lideradas por las diferentes versiones del trumpismo, pueden llegar a controlar el desarrollo de la política a ambos lados del Atlántico Norte. Eso supondría una nueva etapa destructiva, un periodo en el que veremos la eliminación de los derechos sociales, económicos y políticos conquistados hasta ahora, y se ahondará mucho más en las tremendas crisis sociales que las clases populares ya están sufriendo.

    Detrás de esas extravagancias, de las mentiras, de los insultos a la razón o ciertas brutalidades hay un proyecto muy bien definido de dominio a favor de grupos de interés muy influyentes, y todo financiado por grandes capitales y con un plan muy bien definido y unas ideas muy claras sobre lo que quieren, lo que necesitan y cómo conseguirlo. A nadie se le escapa que detrás del apoyo e impulso de los partidos de extrema derecha hay una estrategia perfectamente orquestada y planificada para ganarse el apoyo de esa gran mayoría de la población maltratada por las políticas neoliberales para evitar de este modo que esas mismas políticas sean puestas en duda.

    Quizás nuestra inocencia no sea lo más preocupante, sino esa estrategia organizada para impulsar a la extrema derecha y lo poco que se hace para combatir la amenaza que supone todo esto o la simplificación con la que se afronta. Lo más alarmante es no ver iniciativas ciudadanas de izquierdas, el no ver hombres o mujeres que puedan convertirse en futuros dirigentes de izquierdas capacitados por unos proyectos pedagógicos inexistentes, el no ver iniciativas que generen una inteligencia social capaz de elaborar un discurso y un modelo económico y social alternativo a lo que trae la extrema derecha, la creación de sistemas alternativos de comunicación social capaces de combatir las mentiras y suministrar información plural e independiente.

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