Unos currículums brillantes

Qué brillo tienen!” Ese era el comentario de mi madre cuando veía aparecer a los ministros en televisión. Brillo como sinónimo de categoría y sabiduría. A mí, personalmente, me gustaba indagar y buscar de dónde venían esas cualidades. Siempre hay que tener referentes para admirar y aprender de ellos. Todo estaba justificado: sus currículums eran absolutamente brillantes. No tenían estudios de Derecho porque se hubieran matriculado en una asignatura del primer curso, como nos venden en algunas ocasiones, tenían las carreras y el saber necesario para ocupar el puesto de Ministro. Me llamó la atención el que uno de ellos, que ocupó los puestos de mayor relevancia en política y que llegó a ser un magnífico empresario, era hijo de un ferroviario. Esto viene a enseñarnos que el esfuerzo de los padres y el personal, son fundamentales para conseguir los objetivos que hacen progresar un país. Ante las mismas circunstancias no todos los padres actúan de la misma manera. Hay quienes están al pie del cañón continuamente, para obtener los mejores resultados dentro de sus circunstancias. Por otra parte, los que buscan justificar su falta de interés con el sobado “es que no se puede”. Hay que poder.