Uno para todos

    09 dic 2024 / 09:14 H.
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    Nuestra Carta Magna fue un texto aprobado en un periodo convulso, con la voluntad de dejar atrás errores pasados. Conocer nuestros derechos nos permite comprender por qué la libertad de expresión puede correr gracias a la libertad de prensa, pero también debe andar cuando hablamos del derecho a la dignidad. Informar a la ciudadanía debe tener pocos límites, es algo necesario para una sociedad sana y libre, pero al mismo tiempo no podemos ampararnos en nuestra libertad de expresión para vilipendiar al vecino. La virtud, como dijo Aristóteles, la encontramos en el término medio. Podemos reunirnos, por su puesto, pero sin alterar el orden público, al igual que tenemos derecho a la propiedad privada sin arrebatársela a los demás. La vida no consiste en blanco o negro; solo mediante grises pudimos dar un paso hacia delante en nuestra democracia, únicamente gracias a ellos podemos llegar a tener leyes, como las que pueden asentar un sistema educativo estable y, por ende, próspero. La Constitución será un texto estanco ante falta de consenso, pero también el reflejo de una sociedad viva sin entendemos que para dar, no debemos quitar.



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