Unas cosas

Se acumulan los días finales del año, en incierto o no deseado análisis de lo transcurrido. No deseado por lo poco que gusta el hacerlo. En el curso del PUM UJA de Úbeda al que asisto se estimuló a los presentes a, brevemente, escribir unas impresiones o recuerdos de sus Navidades pasadas... No me manifesté, pero sí tenía en mente este breve: El tren eléctrico del escaparate de todos los años. Eléctrico, con sus luces y sus vueltas interminables, y su velocidad. Eléctrico, que no de cuerda, el que nunca podríamos tener al igual que nunca probaríamos las serpientes de mazapán de la confitería de Lope. Nostalgias. Los planes, frágiles cual tela de araña, que se tejen y deshacen y volverán a retomarse y así, como el tren, en eterno retorno. Proyectos. El absurdo repetido de simular aprecio por lo que ni se cumple ni se defiende ni está ni se le espera lozana y vigorosa. Hipocresía. Cánticos hacia la paz mientras la guerra la sufren otros, mantener que todo quien se asome es culpable si no blande la paloma de la rendición. Memeces. En fin, año para olvidar. Felices fiestas y año llevadero.