Una subida justa

Esta semana se ha anunciado la subida de un 8% del salario mínimo interprofesional (SMI), hasta situarlo en 1.080 euros en catorce pagas. Este incremento supondrá que muchas personas, más de dos millones, podrán mantener su nivel adquisitivo. No se van a enriquecer, simplemente les permitirá afrontar las subidas de precios generalizadas de productos básicos como la energía o la alimentación. Sin embargo, como siempre que se produce una subida del SMI, hay voces que se levantan en contra, que alertan del daño que puede hacer a la economía que un trabajador gane 80 euros más al mes. Me pregunto si esos empresarios de la CEOE, a los que representa Garamendi, no reflexionan sobre el hecho de que si los salarios no suben la economía se contraerá porque las familias podrán comprar menos productos. Si los ricos siguen haciéndose más ricos, y los pobres más pobres, ¿quién podrá consumir? En su tiempo, a Henry Ford, fundador de la compañía de automóviles con su mismo nombre, le reprochaban el resto de los empresarios que los sueldos de sus trabajadores fueran tan altos, pero su respuesta era contundente, si quería que sus coches se vendieran tenía que pagar bien a sus empleados para que pudieran comprarlos.