Una mirada al olivar

Estamos en un periodo crítico en el olivar, en gran parte de la provincia el cuajado del fruto es una realidad y en otras zonas, faltan pocos días para llegar. En este sentido hay que señalar que hasta una “mala mirada” puede hacer daño a la flor, por lo que no puedo dejar de pensar en estos días fuertes de calor, que hemos padecido en este mes de mayo y que con mucha probabilidad, han podido dañar un porcentaje de flor. Estos daños que son apreciables a simple vista por el color marrón que toma la flor quemada, habrá que cuantificarlos y ver el alcance del mismo. También llama la atención y no en pocas explotaciones la incidencia de los repilos del olivo, en concreto el repilo común con varios síntomas, entre ellos las manchas en el haz de las hojas y el “emplomado” o repilo plomizo, que también esta más presente de lo deseado en nuestro olivar, y caracterizado por un color grisáceo o plomizo en el envés de las hojas. Estos patógenos se han visto favorecidos en esta primavera por las precipitaciones, si bien, siempre bienvenidas, aunque han dificultado realizar los tratamientos en los momentos más oportunos para el control de esta enfermedad, y controlarla más eficientemente en las zonas olivareras más endémicas a estos patógenos.