Una feria alucinante

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En todo su apogeo luce en Jaén la Feria del Libro. Un acontecimiento único para los amantes de la lectura. Yo he sido siempre buena lectora. Hablar de libros en un plano neutral me va a resultar difícil. Encumbrar a nuestros buenos amigos los libros forma parte de un regusto para los que los amamos de verdad. El libro con la infancia mezcla bien. La mente del niño está ávida de saberes, llena de fantasía y le encantan que le cuenten cuentos. El libro, un pasatiempo sano y sencillo que debe introducirlo en la vida del niño desde muy corta edad, porque educa deleitando. Sus historias aleccionan y abren su mente infantil. Príncipe que se casa con campesinas o rey que se casa con huérfana pobre. Todo ese mundo infantil se dispara y hace a los niños felices. Les muestra pasajes de ensueños del mundo, educando a un tiempo. El libro siempre es aleccionador. Libros de todo tipo. Los hay sagrados, de historias. Libros que nos abrían los ojos en la niñez o adolescencia. Ávidos siempre por descubrir el amor, ese amor romántico que estremece a los jóvenes corazones con increíbles historias de amor deslumbrantes y apasionadas, que nos hacían pensar que nada podía existir en el mundo más hermoso que el amor.

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