Una canción para la música

    23 nov 2023 / 10:21 H.
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    El sonido del céfiro, de las olas del mar cuando serenamente se acercan a la orilla, el silencio en los pétalos de cualquier amapola. El eco en las montañas, un ruiseñor cantando a la aurora que nace. El batir de las alas de una mariposa, que pasa desplegando en sus alas notas de primavera, el susurro de la cascada, del agua que entre las rocas deja un armónico son continuo, hecho de gotas y notas de belleza. El río en su corriente pasajera, la lluvia en las aceras, el canto de las hojas de los árboles mecidas por el viento. El compás de las rosas en el jardín cuando el agua las mece y acaricia....

    ¿Cómo cantar para ti una canción sonora?, ¿cómo derretir sonidos en tu alma y dejar que el compás se haga tuyo?, ¿cómo andar sobre el pentagrama acercándose a ti sin pisar tus latidos? Ay, música ¿qué podría hacer yo sin un día me faltaras? tú que inspiras mi alma, me llevas de la mano hasta el fondo donde mi corazón siente y acompañas mis versos, en cada rima estás siempre presente.

    Yo percibo el color de cada melodía tuya, cuando eres verdadera y no ese fantasma que, a veces, quiere hacerse pasar por ti. El que te conoce te ama hasta el fondo, porque tú haces borrar el mal, perfumas con tu son cada momento, alivias las lágrimas y estás viva en la naturaleza, en el acento de cada corazón. Tu voz es curativa, es como una caricia para el alma, cuando suenas el espacio y el tiempo se detienen. Todo se vuelve tú, todo se hace más fácil cuando te dejamos oír allí entre los olivos, o en la fuente tu clara melodía. Ay, música, ¿cómo podré cantarte una canción a ti que eres el cantar? ¿Cómo entonar un compás, para ti, en las notas en cualquier pentagrama? Eres el verso azul cuando llegando el alba resplandece tu rostro y despertamos siempre con tu voz en el canto de las aves que espabilan el sueño.

    Ay, música ¿qué hacer sin ti en las oscuras madrugadas? En las noches vacías y sin estrellas. Eres en el tic-tac del tiempo una marcha escondida, en la torre callada sin campanas un lamento de estrellas, en el pozo oscuro y hondo la esperanza, en el beso una melodía, en el día nublado eres la voz que dibuja los sueños. A ti, música, te dedico este canto de poesía, este leve compás de blancas y de negras jugando entre las líneas y los espacios. A ti, dulce sonido, a ti, tierno latido ilusionado.

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