Un sueño: ser iguales

04 mar 2016 / 17:30 H.

Estamos a la puerta de un nuevo 8 de marzo, Día de la Mujer trabajadora. No me gustan mucho estas celebraciones porque hemos inventado días para todo, pero en este caso más que celebrar hay que reivindicar. Hay que soñar y luchar para hacer realidad que no se maten más mujeres, que se les permita conciliar su vida laboral y personal, que puedan acceder a los puestos de poder-responsabilidad, aunque pronto ahí estarán, que no les obliguen a optar entre tener una profesión o una familia, que cobren en igualdad de condiciones, etcétera. Es bueno que todos tomemos conciencia de que una mujer —nuestra madre— fue siempre la mujer de nuestra vida, nos regaló la vida y nos puso en camino. Y en cada rostro de mujer debiéramos ver también la fuente de la vida. Desde Edad Dorada Mensajeros de la Paz rendimos un homenaje a todas nuestras mujeres residentes y trabajadoras. El 90% son mujeres y con ellas aprendemos cada día que además de su implicación laboral también se implican emocionalmente poniendo corazón en lo que hacen. Gracias a todas.