Un récord

Jaén también existe. Al menos estos días hemos estado en los medios por un suceso que nos ha igualado a ciudades como Madrid y Barcelona: Villanueva del Arzobispo ha alcanzado niveles de contaminación similares a estas grandes ciudades. Aunque, según la presidenta de la comunidad madrileña, “la contaminación no mata”, es urgente arbitrar medidas para evitar este récord, que más bien es una catástrofe: por la salud de la población, del planeta y por la imagen negativa para la zona. La situación de la Villa, la quema de rastrojos y la emisión de gases de las fábricas de aceite son algunos de los motivos aducidos para que esto ocurra. Ni la quema de rastrojos, ni la producción de aceite deberían agredir al aire que respiramos en las zonas rurales, donde creíamos estar a salvo de este problema. Pero se ha hablado de las chimeneas particulares y la posibilidad de controlarlas. Me pregunto si quemar la leña sobrante de olivos y pinares para usarla como calefacción, aparte de ser barato y confortable ¿no es una forma de ecología? Puede que Javier Broncano y otros ecologistas con mayor predicamento puedan rebatirme esta duda. Pero ¿qué íbamos a hacer los serranos sin nuestra lumbre y nuestro puchero?