Un nuevo punk
La revolución siempre está alimentada, sobre todo, con bulos creados y muy tejidos tupidos velos que nos apartan de lo que de verdad importa. La verdad. Con este nuevo año se nos presenta un horizonte, con un nuevo punk lleno de incertidumbres, con el mayor número de conflictos desde la terrible Segunda Guerra Mundial. Debemos tocar tierra. Ser conscientes de que la vida es un tesoro demasiado obviado y desatendido, sobre todo durante la juventud. Porque la realidad es que somos meros comensales sentados a una mesa en la que el destino nos dará una carta en la que irán apareciendo los platos a comer o más bien los marronazos que deberemos digerir mientras el pellejo aguante. Sentados en el restaurante que creamos haber elegido. Usaremos manteles, servilletas, cubiertos, platos y copas de segunda mano. Porque todo está inventado y usado, menos los sentimientos, los que percibimos en cada metedura de pata o en cada logro. Eso, solo los sentimientos son lo auténtico. Por delante, tenemos 357 días para corregirnos, y abandonar la idiotez del fanatismo, de la desinformación, y vivir por y para sí. Las cabalgatas se han adaptado. Aprendamos a adaptarnos. El tiempo de cada vida es finito.