Un mundo sostenible

27 sep 2022 / 16:31 H.
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El próximo sábado 1 de octubre se conmemora el Día Internacional de las personas mayores. Es un momento propicio para celebrar el éxito de la longevidad, que hemos conseguido gracias al progreso médico y las mejores condiciones de vida de nuestras sociedades. El horizonte vital en este siglo se acerca ya a los cien años y eso nos tiene que llevar a replantar muchas cosas. Las políticas públicas tienen que cambiar para introducir la perspectiva de edad, pero también las familias y las personas tenemos que prepararnos para que el vivir más, se traduzca en vivir mejor, tal y como dice el lema del foro internacional que cada año celebra Helpage con motivo de esta efeméride. Tenemos que romper los estereotipos relacionados con la edad que nos llevan a pensar que envejecer está asociado a deterioro, a enfermedad, a dependencia, a soledad. Todos estos estereotipos son sólo prejuicios, que tienen consecuencias en la manera en la que tratamos a las personas mayores y la consideración social que les brindamos. El edadismo nace precisamente de considerar como incapaces a las personas simplemente por su edad, lo que nos lleva no solo a vulnerar sus derechos, sino a anular su voluntad y su derecho a seguir decidiendo sobre su propia vida. Todavía no hemos saldado la deuda moral que tenemos con un colectivo que sufrió como ningún otro las consecuencias de la pandemia de la covid. Parecía que entre las lecciones de la pandemia estaba la necesidad de revisar nuestro modelo de cuidados, pero nada ha cambiado desde entonces. De vez en cuando nos conmovemos cuando escuchamos las voces de algún residente que denuncian desde la comida, hasta las condiciones deleznables de algunos centros residenciales, pero no pasamos de la conmoción del momento. La reacción de las administraciones públicas en este asunto ha pasado de la insensibilidad a la indignidad. Solo hablamos de costo y de ahorro cuando de políticas sociosanitarias se trata. Si todos y todas queremos tener garantizado una atención y trato digno cuando necesitemos de cuidados, deberíamos preocuparnos ya de que las políticas cambien y de exigir no bajada de impuestos, sino que nuestros impuestos se traduzcan en servicios públicos de calidad que nos ayuden a cubrir nuestras necesidades de apoyo en momento de vulnerabilidad.

Estos días nos deberían llevar a reflexionar sobre estos asuntos y a reconocer y defender el derecho de todas las personas a ser tratadas individualmente como seres humanos, sin tener en cuenta la edad. El derecho a poder seguir participando activamente de la sociedad y decidir sobre nuestras vidas. El derecho a poder vivir en entornos que permitan envejecer activamente, con seguridad y con los recursos sociosanitarios adecuados. El derecho a seguir aprendiendo, trabajando si lo deseamos y a que los medios de comunicación ofrezcan una imagen real de las personas mayores que respondan a la realidad actual. El próximo año tocará renovar un nuevo Plan de Acción Internacional que sustituya al Plan de Acción Internacional de Madrid sobre Envejecimiento aprobado en Madrid en 2002 por Naciones Unidas. Esperamos que para entonces sea ya una realidad el proceso de celebración y adopción de una nueva Convención de Naciones Unidas sobre las personas mayores, que venga a saldar este vacío jurídico internacional y que los Estados se ven a obligados a construir y garantizar sociedades inclusivas y sostenibles para todas las edades.

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