Un monstruo a batir

    21 mar 2023 / 09:51 H.
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    Durante la semana pasada el Instituto Nacional de Estadística (INE) ha hecho públicos los datos correspondientes a la inflación del mes de febrero, cuyo índice general se ha situado en el 6,0 por 100, en términos interanuales. Cifra muy elevada, sin duda, pero lo más preocupante es que la inflación subyacente ha escalado hasta el 7,6 por 100, el mayor registro de los últimos 40 años, como nos han recordado estos días algunos titulares periodísticos. Sí, los actuales niveles de inflación son excesivos, hasta el punto de que Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo (BCE), ha llegado a afirmar que: “Es un monstruo que golpearemos hasta que baje a nuestro objetivo del 2 por 100”. Para poner “la economía al alcance de todos”, que es el fin explícito de mis columnas en Diario JAÉN, es necesario explicar algunos conceptos. Comencemos por el indicador que mide la inflación, el Índice de Precios de Consumo (IPC), el cual tiene como objetivo medir la evolución del nivel de precios de los bienes y servicios de consumo adquiridos por los hogares residentes en España. El INE especifica al respecto que: “El gasto de consumo es el flujo monetario que destina el hogar y cada uno de sus miembros al pago de determinados bienes y servicios, con destino al propio hogar”. El IPC mide la evolución de doce grupos distintos: alimentos y bebidas no alcohólicas; bebidas alcohólicas y tabaco; vestido y calzado; vivienda; menaje; sanidad; transporte; comunicaciones; ocio y cultura; enseñanza; hoteles, cafés y restaurantes; y otros bienes y servicios. La información se obtiene de una amplia muestra con representación geográfica, poblacional y de la cesta de la compra, en todas las capitales de provincia y en 125 municipios no capitales. En suma, nada que objetar a un índice que se elabora con absoluto rigor por parte del INE; además, con la misma metodología que el Índice de Precios de Consumo Armonizado (IPCA) de la Unión Europea, que permite hacer comparaciones entre estos países. Por su parte, la inflación subyacente se obtiene eliminando del índice general aquellos grupo con precios más volátiles, como son la energía y los alimentos no elaborados. De ahí nuestra preocupación, puesto que al ser la inflación subyacente mayor que la general, eso nos pone de manifiesto que el actual proceso de subida de precios tiene rasgos estructurales (duraderos) y no meramente coyunturales o pasajeros.

    Es en este contexto cuando aparece la autoridad monetaria, el Banco Central Europeo, como responsable del control de la inflación y pone en marcha políticas monetarias restrictivas (reducción de la cantidad de dinero en circulación y subida de los tipos de interés), al objeto de mantener la estabilidad de precios a medio plazo, que en nuestro caso se concreta en que la tasa de inflación de la Eurozona esté en un nivel inferior al 2 por 100. Así, el BCE ya ha realizado seis subidas durante los últimos meses (0,5 puntos en julio; 0,75 en septiembre y octubre; 0,5 en diciembre; y 0,5 en febrero y marzo de 2023), hasta situar el precio oficial del dinero en el actual 3,5 por 100, no descartándose nuevos incrementos en el futuro. En efecto, si en España la tasa de inflación de febrero ha sido del 6,0 por 100, la media de la Eurozona ha alcanzado el 8,5 en dicho mes, habiendo sido del 8,9 en Holanda, el 9,3 en Alemania, 9,8 en Italia, 11,0 en Austria y 25,8 por 100 en Hungría. Cifras espeluznantes, “monstruosas” en palabras de Christine Lagarde, que habrá que corregir para poder confiar en que nuestra economía no caiga en la temida recesión.

    A pesar de la preocupante marcha de la inflación, la Comisión Europea prevé ahora que muy posiblemente seremos capaces de esquivar la recesión, igual que el Banco de España que ha anunciado que las previsiones de crecimiento del PIB se revisarán al alza y las de inflación general a la baja (¡Ojalá veamos luz al final del túnel!). Con todo, habrá que seguir golpeando al “monstruo” de la inflación, ya que mientras que los precios de los alimentos sigan creciendo a tasas superiores al 15 por 100 (16,7 en España) no cabe relajación.

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