Un maestro genial

18 mar 2016 / 09:20 H.

Un reciente artículo, publicado en estas páginas de JAÉN, de una de sus hijas, rememorando el cumplimiento de los 100 años del nacimiento de su padre, me hizo recordar al gran hombre, artista y maestro que fue Manuel Serrano Cuesta. Su evocación me emociona porque yo conocí a este genial pintor cuando apenas tenía 10 años.

Él vivía en la calle Adarves Bajos, en la que yo nací, y la amistad con su hijo, dos o tres años menor que yo, Manolo, fallecido en plena juventud, propiciaba que a menudo fuese a su piso. Y me admiraba ver al maestro pintar, aunque era un hombre atento que incluso dejaba los pinceles para charlar conmigo, tal vez intuyendo que lo que él hacía era lo que a mí me ilusionaba. Recuerdo la Navidad en que Manolo y yo montamos un belén en su casa, y fue don Manuel quien nos dibujó el puente y otros motivos para enriquecerlo.

La verdad es que, a mi corta edad, yo no admiraba al maestro por sus óleos, porque no tenía conocimientos para disfrutarlos. Lo admiré porque su firma aparecía cada día en el periódico JAÉN de los años 50, avalando el mérito de sus retratos a plumilla, sus ilustraciones, sus portadas, sus cabeceras y hasta, de vez en cuando, sus caricaturas y chistes. Todo eso sí me llegaba a la médula y, con los años, logré hacer lo mismo que él, con bastante menos calidad, en las mismas páginas que a él le hicieron popular. Esto lo escribo con humildad y respeto, pero me llena de orgullo haberme parecido en algo mínimo al gran maestro nacido en marzo de 1916 y, desgraciadamente, fallecido cuando tenía 46 años y tenía por delante un camino sembrado de laureles de triunfo.

Sería muy valioso tener hoy aunque fuera una pequeña parte de la obra que vertió este artista nacido en Escañuela, pero tras su muerte, el archivo fue saqueado sin escrúpulos y desaparecieron cientos de testimonios de su genial trabajo. Manuel Serrano Cuesta, que vino de su Escañuela natal cuando sólo tenía 14 años, hizo Magisterio y Bellas Artes. Fue profesor en la escuela privada “Los Ángeles”, de la que era propietario y director Manuel Moya, y terminó siendo director del Instituto Laboral de Cazorla. Y fue un excelente profesor, aunque él siempre se sintió sobre todo artista. Pues en todas sus actividades, Serrano Cuesta fue un maestro genial a quien nunca olvidaré.