Un jueves diferente
No, este de hoy no es un jueves como otro cualquiera. Este jueves puede pasar a la historia con muy distinto significado, dependiendo del resultado que reflejen las urnas en Cataluña. Puede ser nefasto para algunos y alegre para otros, y puede ser descorazonador para todos porque no salga de ellas una solución al problema catalán. El caso es que nunca unas elecciones autonómicas causaron más interés en todo el territorio español y parte del extranjero, porque en Bruselas más de uno estará muy pendiente del final del escrutinio para saber lo que tiene que hacer, lo que sería un milagro, porque parece que Puigdemont, hasta ahora, no ha tenido ni idea de lo que tenía que hacer. Si el pueblo catalán permite que las elecciones tengan que repetirse será un síntoma de que no todos dijeron en las urnas lo que realmente piensan. Mañana saldremos de dudas y, quizás, surjan muchas dudas más.
Otra novedad que nos trae este día 21, como cada año, es la llegada del invierno. Para esto no hacen falta elecciones. El invierno llega porque quiere, sin que nadie le diga lo que tiene que hacer. Y lo mismo le da hacerse ver y notar unos días antes que después. El invierno va a su aire, a su lluvia, a su nieve y a sus fríos y no hay quien le diga qué es lo que tiene que hacer ni cuándo. También hay bastantes políticos que se manifiestan así. No hay quien los controle y gracias a Dios que la mayoría no son tan gélidos como el invierno, sino que son, sencillamente, frescos. La frescura humana no está regida por ninguna estación, ni tan siquiera regulada —y menos aún, controlada— por las leyes. Por eso son tantos los que sufren esta patología.
Da la impresión de que un enfermo crónico de frescura es Ángel María Villar, el presidente suspendido de la Federación Española de Fútbol que está a la espera de que la justicia le pida cuentas de los cinco delitos de los que se le acusan. Ha estado en silencio hasta que encontró la oportunidad de entrar de nuevo en el juego, no futbolístico, sino mediático, que le ha proporcionado la FIFA, el máximo organismo futbolístico internacional, que cuenta con unas leyes propias inmunes a las leyes universales. O sea, un sistema que facilita las manos libres. La FIFA amenaza con sacar a España de los Mundiales de Rusia. Y Villar, de momento, se ha apuntado a la amenaza tal vez pensando que la FIFA puede eximirle de sus juicios.