Un concepto muy elevado

    23 nov 2021 / 16:34 H.
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    Nada tiene tanto valor en esta vida como la autoestima, más que el renombre o la adulación. Percibir con agrado nuestros rasgos físicos, carácter y manera de ser. Se trata de la necesidad de aprecio, el que se tiene uno mismo, amor propio, y el reconocimiento y aceptación de los demás. Un niño educado en valores, incluido el propio, crecerá libre de miedos e inseguridades; de lo contrario, a menos que venga impermeable de fábrica, es probable que nunca acabe de aceptarse y viva sumido en la tristeza y el sufrimiento. Mantener una autoestima alta, saber manejar el éxito y la derrota por igual, es lo que nos va a procurar mayor felicidad. Seamos y rodeémonos de esas personas. Pero vayamos con tiento, porque es frecuente encontrarse con alguno que goza de un concepto muy elevado de sí mismo, que jamás se achanta ni duda en presentarse voluntario cuando se requiere “buena presencia”, que, sin motivo aparente, se viene arriba y te confiesa: “Me gustaría ser tú para tener un amigo como yo”. Una admiración, tanto excesiva como injustificada, hacia su persona, que muestra un narcisismo desmesurado. Por nuestro bien es menester guardarse de esos egos como de los idus de marzo. Además, ¿quién necesita un amigo como él?

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