Un billete a destiempo

13 jul 2018 / 08:07 H.

Es curioso cómo ver a una vecina hace que encuentres un billete 20 años después, enlazando un recuerdo con otro. Ayer tropecé con una antigua vecina. La última vez que la vi era la feria de octubre y esa noche se me rompió un tacón, me compré unas esparteñas y una señora se guardó un pañuelo de colores mientras el vendedor no miraba. Llevaba un niño que se comía una manzana de caramelo y me recordó a mi sobrino. Llamé a mi hermana para llevármelo a la feria, pero estaba griposa, así que me quedé a cenar con ella. Vimos El juego de la Oca. Un concursante era de Valencia. Yo había estado allí el mes anterior y presencié una pelea entre dos vendedores callejeros. A uno de ellos le compré un bolso minutos antes. ¿Dónde estaría aquel bolso? Porque yo tirar, no tiro nada. Me subí al altillo, cogí la maleta de los desechos, y entre vestidos minis y camisetas imposibles ¡eureka! Allí estaba. Lo inspeccioné de forma distraída. Una barra de labios roja, “¿roja?”, una entrada de cine y...¡un billete de mil pesetas! Madre de Dios. Lo que hubiese disfrutado ese billete hace 20 años. Le pondré un marco y lo colgaré en el baño. Gracias, vecina.