Un año para la historia

23 dic 2020 / 01:01 H.
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En los primeros años de 2000 los principales organismos multilaterales y los gobiernos empezaron a planificar estrategias para los retos que presentaba el nuevo milenio. Entre ellas, las más importantes fueron los objetivos del desarrollo del milenio de Naciones Unidas y la estrategia de crecimiento y empleo, la denominada estrategia 2020, de la Unión Europea. La crisis de 2008 desdibujó estas agendas y empezamos a transitar por una época de desconcierto internacional donde nadie, ni economistas, ni sociólogos, ni políticos, ni gurús entendían muy bien por donde venían las olas del cambio. Cuando empezamos a superar la crisis de 2008 y comprender un poco más las raíces de la misma y las alternativas a los nuevos desafíos que plantea la sociedad postcrisis, nos ha sorprendido una pandemia mundial que nos coloca de nuevo en la casilla de salida del siglo XXI.

Pareciera que este siglo, como ya nos pasó en el XX le costara despegar. Dicen los historiadores que se produce un cambio de era cuando la nueva sociedad nada tiene que ver con la sociedad que deja atrás. Cuando se pierden las referencias y todo empieza a ser diferente. Probablemente esta sea la razón de la sucesión de crisis con las que hemos iniciado el siglo XXI y esa sea la razón aún de tanto desconcierto. El nuevo modelo social tiene tan poco que ver con la sociedad de siglo XX, que nos faltan claves para seguir progresando.

Estamos a punto finalizar 2020, un año que en nada se parece a las previsiones realizadas por los principales estrategas del orden mundial. Un año que ni los mejores guionistas de Hollywood podrían haber imaginado. Esperemos que pronto los avances científicos nos permitan superar esta pandemia que nos tiene aún sumidos en un grave problema de salud mundial y una parálisis sin precedentes. Pero una vez superada la pandemia nada volverá a ser como antes. No solo por la vulnerabilidad que ha puesto de manifiesto la pandemia, sino porque al fin tocar el fondo de la crisis nos ha permitido hallar una brújula más certera para encauzar el viento de las próximas décadas.

Después de haber vivido dos décadas pérdidas tratando de encontrar el rumbo, 2020 será además del año de la gran pandemia del siglo XXI, el año en el que giramos la nave y encauzamos el camino de esta nueva era. 2020 es un punto de inflexión que permitirá asumir sin tantos miedos cambios que nos negábamos a abordar en los últimos años. Estamos ante la cuarta revolución industrial, en un momento de nueva gobernanza, en medio de una transformación digital, en pleno cambio del modelo productivo, y tenemos como referente la estrategia sostenible de la agenda 2030 para el desarrollo. Tenemos más certezas que hace un año, pero aún pocas recetas para abordar la enorme desigualdad que nos convierte en una sociedad inviable. 2021 debería ser un año de grandes debates y diseños de nuevas políticas públicas de igualdad. Es una prioridad encontrar nuevas recetas para combatir las bolsas de exclusión y discriminación que tenemos, y prevenir y dar respuesta a las nuevas desigualdades estructurales. Los fondos de la UE deberían ayuda a ello. No basta hacer más de lo mismo, sino sembrar oportunidades de vida y de futuro para los millones de españoles que hoy no la tienen. La sostenibilidad social es el pilar más importante para mantener un modelo de sociedad viable y debería ser la prioridad de todos los gobiernos e instituciones para 2021.

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