Un alto en el camino
Allá por el año 2010 comencé mi colaboración con Diario JAÉN y si no llevo mal la cuenta, hoy ha llegado el momento de escribir mi artículo de opinión número doscientos. Es una cifra redonda y quizás merece la pena hacer un breve repaso de algunos de los temas que he tratado a lo largo y ancho de estas páginas que han acogido con tanta liberalidad muchas de mis vivencias, mis inquietudes y las correspondientes reflexiones con las que he intentado dar mi visión de la realidad, los problemas, los desafíos, las tradiciones, la forma de pensar, de luchar, de trabajar, de disfrutar de la vida y de ser de este pueblo, de esta provincia y de esta sociedad a la que me siento orgulloso de pertenecer.
Soy aficionado a la buena mesa y he de decir que me gusta hablar de cocina, platos típicos, alimentos y productos de nuestros campos, en especial la aceituna y el aceite de oliva, todo aquello relacionado con la gastronomía y el buen yantar, en suma. De esa cultura ancestral hay mucho que mostrar, celebrar y compartir en nuestra tierra. Como miembro numerario de la Ilustre Orden de la Cuchara de Palo he procurado defender y difundir la cultura del Aceite de Oliva y muchos de los artículos que he publicado en Diario JAÉN tratan de este enjundioso y nutritivo tema, destacando la serie titulada “Comiendo bien en tierras de Jaén” publicada en septiembre de 2017 que consta de diecisiete artículos, donde se incluían recetas típicas de la provincia.
Opinar sobre temas de actualidad, economía y política suele ser un camino pleno de dificultades para cualquier escritor que quiera mantenerse en un plano neutral ya que en muchas ocasiones es necesario ser crítico y señalar, sin intención alguna de hacer ofensa a nadie, algunos hechos que desaprueba la opinión pública porque no parecen favorables al conjunto de la sociedad. He escrito bastantes artículos sobre temas políticos y tengo intención de seguir haciéndolo de manera responsable y objetiva, aunque he de reconocer que son los que más respuestas y comentarios críticos concitan entre mis lectores y sobre todo entre mis amigos. Quizás es porque el pensamiento e incluso algo de la ideología del autor a veces se filtra entre las líneas o bien porque el lector quiere encontrar una opinión más favorable y acorde con sus intereses. Escribir ese tipo de artículos es siempre una aventura y lo mejor que se puede esperar es una crítica, favorable o desfavorable, esa es la cuestión. Y aquí también suelo ser beligerante y en más de una ocasión he salido en defensa de nuestra provincia, en especial cuando se la maltrata quitándole opciones de progreso que harían posible mejorar la vida de nuestra gente, como son inversiones imprescindibles para el desarrollo económico, proyectos industriales que nunca llegan, equipamiento e infraestructuras que son comunes en otras provincias y aquí siguen siendo un sueño nunca realizado. En verdad creo que merecemos mucho más de lo que recibimos.
También hay otros artículos en los que hablo de temas menos transcendentes, modas más o menos pasajeras y cambios culturales impuestos por la vacuidad mental, que conlleva el abandono de la lectura y el uso abusivo de canales de información masiva a través de internet. Eso cada vez irá a peor.
El campo, la sociedad rural, las costumbres, el paisaje, las faenas agrícolas, los olivares, mi pueblo, es aquello que hace vibrar mi pluma porque en cada uno de esos artículos expongo mi manera de ver y entender la vida y expreso emociones que quiero compartir para que todos disfruten de algo tan cercano como es la vida alrededor del olivo, ese árbol fuerte que está en el principio y el fin de nuestra tierra, de nuestra cultura. Hablar de los olivos y el aceite es evocar lo mejor que tenemos, aquello que nos hace diferentes, el gran elemento que hace única a toda la provincia, porque no hay rincón sin olivos en todo el horizonte de Jaén.
La hemeroteca es testigo de todo lo que digo y está ahí para dar fe de lo mucho que disfruto con las tradiciones, paisajes, arte, cultura y la gente de Jaén que es mi gente. En todos mis escritos he intentado compartir con los lectores mi admiración y mi amor a esta tierra, cuyo referente para mí, es el pueblo del que soy hijo, Torreblascopedro. Feliz Navidad.