Un 8 de marzo diferente

13 mar 2024 / 09:48 H.
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De nuevo hemos vivido un 8 de marzo con miles de personas manifestándose en las principales ciudades, que han vuelto a poner de manifiesto la fortaleza del movimiento feminista en España y los desafíos aún pendientes para alcanzar la igualdad. El feminismo es un movimiento liberador no solo para las mujeres, sino para los hombres y afortunadamente en este 8 de marzo hemos vuelto a ver a miles de hombres y de niños caminando de la mano de sus parejas, amigas y madres. Esa es una de las grandes aportaciones de la cuarta ola del feminismo, que con sus nuevas contribuciones se suma a todo un largo proceso que en los últimos dos siglos ha logrado construir la sociedad igualitaria que hoy somos. El feminismo ha sido una larga cadena de acciones que, desde los poderes públicos, el activismo, la academia y las instituciones ha ido tejiendo una red de pequeños y grandes pasos hacia la igualdad real y efectiva de mujeres y hombres, que ha permitido superar el modelo social heredado del patriarcado.

Los grandes cambios normativos iniciados a mediados del siglo XX han ido dando paso a todo tipo de leyes transformadoras en la vida política, social y doméstica. A esos cambios se unen los cambios culturales que han hecho posible los avances, aunque sigan siendo precisamente los valores sociales y culturales el principal freno para acabar con las desigualdades que aún persisten. A pesar de todo hay que reconocer que hoy es más fácil, más gratificante y satisfactorio ser mujer que en el siglo XX y todo se lo debemos a la acción política.

Hace unas semanas el CIS publicaba una encuesta que nos alertaba de unos contravalores que cuestionan algunos paradigmas muy interiorizados sobre la igualdad entre mujeres y hombres. Es verdad que la encuesta, en mi opinión, estaba repleta de preguntas mal planteadas, pero había dos datos preocupantes que nos deben llevar a cambiar de estrategias políticas. Un 44,1% de los hombres asegura que “se ha llegado tan lejos en la promoción de la igualdad de las mujeres que ahora se está discriminando a los hombres” y el 84,9% de los encuestados cree que pagar por mantener relaciones sexuales es más propio de los hombres. Los datos requieren reflexión y sobre todo acción.

El nuevo Ministerio de Igualdad que espero y confío que perdure durante muchos años, debe eliminar los errores de los recientes años y pasar de lo simbólico a la acción política transversal y transformadora. Los avances no son casuales ni fruto del azar, sino fruto de una acción política valiente de los años 2004 al 2011, desde los permisos de paternidad, hasta el aumento de las mujeres en los consejos de administración, en las universidades, el deporte, hasta la nueva regulación de las trabajadoras domésticas. El nuevo Ministerio de Igualdad ha demostrado en estos meses y en la campaña y el acto protagonizado este 8 de marzo que la igualdad de mujeres y hombres sigue siendo una tarea de todos y de todas, que tenemos que llegar a todas las mujeres y a todos los problemas sectoriales que les afectan y que es más lo que une que lo que separa cuando hablamos de equidad de género. Por eso se requieren políticas públicas decididas, consensuadas y transversales que confiamos que el Ministerio impulse en los próximos años.

El movimiento feminista de Madrid ha vuelto a salir a la calle dividido por un enconamiento sin sentido, esperemos también que sea el último año que esto suceda y no se confunda a la gente porque los desafíos de la agenda feminista requieren consensos.

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