Ucrania y Guernica

    23 sep 2022 / 16:34 H.
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    Cuando Zelenski habló a nuestro parlamento y utilizó lo sucedido en Guernica durante la República para promover su gobierno, me pregunté: ¿Qué habría ocurrido en Ucrania si su gobierno hubiera tenido una composición semejante al de unidad popular de la España republicana?, ¿y si luchara para cambiar democráticamente el sistema político y económico y se enfrentara a la sabiduría convencional de la globalización neoliberal?, ¿habría conseguido la ayuda que ahora está recibiendo? La lucha por la democracia no debe limitarse a defender el statu quo, sino que debe incluir cambios substanciales de manera de que los que más sufren puedan vivir mejor en el futuro. Es necesario que se pare la guerra y se antepongan los intereses de las clases populares de ambos lados del conflicto sobre los intereses de las minorías de siempre: las industrias armamentistas, las de las energías no renovables, los oligarcas corruptos, no solo rusos, sino también ucranianos y de los países miembros de la OTAN, y los políticos afines a ellos. Todos están utilizando la guerra para optimizar sus ganancias y beneficios.

    Zelenski, en su petición de ayuda militar utilizó Guernica para establecer una semejanza entre lo que ocurrió en España y lo que ocurre en Ucrania. Su país estaba siendo bombardeado por Rusia, tal como Guernica había sido bombardeada por aviones nazis. Al igual que el gobierno español pidió ayuda internacional entonces, el ucraniano lo estaba haciendo ahora. Sin embargo, el contexto, era muy diferente, casi opuesto, lo que explica las enormes diferencias en la respuesta internacional de entonces y ahora.

    Lo que ocurrió aquí fue una guerra entre la mayoría de la población frente a una minoría que deseaba mantener el orden económico y político existente para poder preservar sus beneficios basados en las grandes injusticias existentes entonces. Las clases populares pedían cambios en el injusto sistema económico y social vigente. Ello explica que el gobierno español democráticamente elegido no recibiera ninguna ayuda de las democracias europeas, debido a que los poderes políticos, económicos y mediáticos que gobernaban tales países tenían miedo de que sus propias clases populares imitaran la movilización popular de aquí. Las llamadas democracias occidentales no hicieron nada mientras que la Alemania nazi y la Italia fascista dieron toda la ayuda militar que permitió la victoria del fascismo en España. La imagen del Guernica de Picasso muestra el bombardeo de la población por parte de la aviación nazi en apoyo de los golpistas fascistas. El contexto en el que el bombardeo ocurrió no podía ser más distinto del que ocurre en Ucrania hoy. Esta guerra tiene una dinámica muy distinta y su gobierno tiene una orientación política muy diferente al gobierno de unidad popular de la República española. Ucrania tiene muy concentrado el poder económico en un sistema oligárquico en el que los cambios de gobierno, en su democracia muy limitada e insuficiente, reflejan una alternancia de partidos primordialmente nacionalistas y escasamente sociales, lo cual explica la orientación conservadora neoliberal de los dos partidos históricamente mayoritarios, cuyo elemento diferencial es el nacionalismo y no la clase social de su electorado. De ahí, que la guerra ocurra en temas de carácter nacionalista que oculta políticas que debilitan al mundo del trabajo a costa del beneficio de grupos económicos y financieros internacionales. La reciente aprobación del parlamento ucraniano debilitando la protección laboral de sus trabajadores para favorecer las inversiones extranjeras es prueba de ello. Es, en teoría, una guerra de nacionalismos dentro del sistema económico profundamente injusto y neoliberal, en el que las élites gobernantes que han dominado el pasado de este país lo dominan ahora y continuarán haciéndolo. De ahí que estén recibiendo tanto apoyo de los poderes políticos, económicos, mediáticos y empresariales occidentales. Lo opuesto a lo que ocurrió en España. La lucha por la democracia debe ser mucho más que la lucha para mantener el estatus quo.

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