Turismo sí, turismo no

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No sabemos como resultara el turismo este año. ¿Pitará o no pitará la flauta? Lo perdido, perdido queda, todos hemos dejado algo en el camino. Ya se sabe, a lo hecho... España es un país eminentemente turístico, nuestro sol y claridades deslumbró a la Europa fría del norte, allá por los años 60 del pasado siglo. Aquella era una España que empezaba a respirar con amplitud después de tiempos duros, hasta reponerse de una guerra “incivil”. Creo que hemos vendido bien este sol que nos tocó en suerte. Me recuerdo siendo niña y adolescente ante el televisor en blanco y negro, cómo se le esperaba al turista que hacía el millón de visitantes. A pie de avión la autoridad competente le entregaba un hermoso ramo de flores a una guapa chica, alta con minifalda. Le imponían hasta una banda, al tiempo que sonaba otra, pero con acordes festivaleros. Todo muy rimbombante y protocolario. España es así, sentimos y miramos con todos los tonos del arco iris. En años sucesivos el turismo subía y la escena se iba repitiendo, aunque cosa extraña. Nunca le tocó ese privilegio al señor calvo, esmirriado y miope. No sé, pero la suerte se posaba en la alemana o sueca tipazo. De allí ahora sesenta años nos separan. Las cifras también se alteran un poco. 83,7 millones de turistas nos visitaron en 2019. ¿Bueno...no?

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