Turismo democrático
Cuando escucho la palabra Venezuela en la boca de Albert Rivera pienso en el José Martí de Nuestra América. Cuando las colonias americanas construían su independencia miraban hacia los gobiernos de Europa y Norteamérica; ahora que las “democracias” europeas se reinventan, algunos miran los modelos latinoamericanos. Juego de espejos interesante; pero sin olvidar nunca las palabras de Martí: “El vino, de plátano; y si sale agrio, ¡es nuestro vino!”. Realidades diferentes piden modelos de gobierno diferentes, hecho fundamental que el turismo democrático de Rivera olvida. No querido, España nunca será Venezuela, porque la colonia no está en nuestro pasado reciente, porque nuestros recursos naturales no han pertenecido históricamente a potencias extranjeras, porque nuestra desigualdad social aún no es tan sangrante. Por esta razón, cuando Albert nos dice “¡Que viene Venezuela!” —como si del lobo se tratase—, pienso que, antes de enseñar democracia por el mundo, debería, al menos, leerse la historia de los países que visita.