Tu cara me suena

Cuando el rio suena es que agua lleva. Y si el cauce está seco y queremos ruido, mucho ruido, abrimos los embalses, exhumamos las mascarillas y nos independizamos de los indultos. O en otro orden, qué más da. Si el que sabe, sabe, y el que no, a la escuela. Pública, por supuesto. Que ya tenemos bastante con poder elegir los tramos eléctricos como para encima elegir la formación de nuestros vástagos, que para eso son del Estado. Como el dinero público, que no es de nadie. El caso es que no hay caso. Porque si todo va bien es que papá gestiona genial, y si algo falla, será mamá la que no supo aprovechar las transferencias. De competencias y bancarias, que para eso hay comunidades y comunidades. Hombre. Que todos seamos iguales no implica que tengamos que serlo. Ni todo lo contrario. Con lo que dan 26 pasos y 29 segundos, con buena compañía y bien aprovechados. Cámaras mediante. De los comunes o de los propios, faltaría más. Que a río revuelto ganancia de ciudadanos. O querencia del trono, que ya empezó el juego. Porque sin pacto no hay paraíso, o sí, que en el infierno abrasa el calor y todo vuelta a empezar. Pero tranquilos, que con la mascarilla abajo, ya se nos ven las intenciones...