Tristes pasiones

    05 may 2021 / 10:12 H.
    Ver comentarios

    Fernando Savater, durante la transición, se declaraba anarquista; se jactaba de ser el vicario de las filosofías de Voltaire y Nietzsche; y se situaba a la izquierda de la izquierda. Ahora, en cambio, se presenta como el adalid intelectual del pensamiento de Trump en España. Su desembarco en el conservadurismo no es nuevo, pero cada vez adquiere formas más contundentes y menos pudorosas. Su actitud, evoca el título del libro del sociólogo François Dubet, “En la época de las pasiones tristes”, en el que, este autor, rechaza la desigualdad social, nos pone en alerta para que la democracia no se debilite frente a las fuerzas tecnológicas y económicas y define como problemas actuales las finanzas, el neoliberalismo, el poder de la tecnología, el desempleo, el empobrecimiento de las clases medias o la desconfianza en las élites que detentan el poder. En cambio, el autor de “Ética para Amador” renuncia al análisis de la realidad social y cultural y se instala en la cómoda repetición de tópicos políticos del trumpismo, en versión castizo-madrileña. No incorpora a su reflexión las repercusiones del odio a extranjeros, inmigrantes y pobres. Se niega a reconocer que, en la crisis actual, los ciudadanos están llamados a elegir si quieren solidaridad, equidad, defensa del medio ambiente, educación y sanidad públicas, o, por el contrario, si se incorporan a la opción de más mercado, más brutalidad, más desigualdad, menos servicios sociales. Cicerón escribió sobre Demócrito que, cuando éste perdió la vista, “podía distinguir entre el bien y el mal, lo justo y lo injusto... (porque)... se puede vivir en felicidad sin conocer los colores, pero no cuando se pierden las ideas morales”. No es el caso de Savater. La pandemia de la covid-19 no ha creado “inequidades nuevas”: también ahora, los sectores sociales más desprotegidos y los grupos de edad más frágiles, son los más afectados. Por eso se necesitan compromisos de solidaridad y civismo. Las filosofías de Voltaire y Nietzsche no avalan ni a Miguel Bosé ni a Fernando Savater, tampoco fundamentan sus tristes pasiones; están más en línea con el sociólogo Dubet y con el filósofo Markus Gabriel.

    Articulistas