Toros y arte en Baeza

02 sep 2019 / 09:22 H.

Bajo el título “El toro Bravo en el origen, la evolución y la conservación del patrimonio natural y cultural”, hemos celebrado en la sede Antonio Machado de la Universidad Internacional de Andalucía -con el patrocinio de la Federación Taurina y del Colegio de Veterinarios de Jaén- un segundo encuentro universitario que ha vuelto a reunir en Baeza a más de cincuenta personas llegados de toda España. Si en la primera edición se trataron temas medioambientales, antropológicos o históricos, en ésta, además del aspecto económico y ecológico, que van unidos, nos hemos centrado en el análisis de los toros, no ya como creación artística propia, sino como fuente de inspiración para la práctica totalidad de las Bellas Artes. Y así es como hemos podido saber, entre otras cosas, que muchos de nuestros mejores poetas fueron amantes de la Fiesta y que, por poner un ejemplo, no se puede entender la poesía del mismísimo Miguel Hernández sin tener en cuenta lo que el toro y su bravura significaban en su vida y en su obra. O nos hemos enterado por el profesor Balcells de la enorme cantidad de obras literarias de todo género que en todas las épocas se escribieron sobre las fiestas de toros, incluyendo, por supuesto, a algunos autores contrarios a su celebración que defendían —y defienden— sus argumentos desde la calidad literaria y el respeto a la opinión del otro. Carlos Marzal, Nicolás de Maya y Luis Fco. Esplá, un poeta, un pintor y un torero, en palabras del primero -explicando el valor del temple y la quietud- detuvieron el tiempo durante tres días en Baeza, adonde llegaron desde tierras valencianas, tras un viaje de doce horas en el “doscaballos”del entrañable banderillero Domingo Navarro, disfrutando del paisaje y de las explicaciones del torero sobre la belleza y la grandeza de Segura y su sierra. Romanticismo puro de unos artistas que decidieron olvidarse de todo lo que no fuera el “arte efímero” y la obra eterna que lo perpetúa en lienzos o en poemas, fundamentado en la relación del hombre con el animal mítico por excelencia. Y todo tenía que ser en la Baeza universitaria del Renacimiento, porque de renacimiento es de lo que estamos cada día más necesitados en las plazas de toros y fuera de ellas. Los profesores Lope Morales y Luis Arias explicaron la especial relación de la música y los toros. “Se torea a compás, como se canta y se baila. Pero también como se vive o ha de vivirse”, (Rafael de Paula). Y a compás nos ilustró con una maravillosa conferencia-concierto el maestro Juan Pinilla, recorriendo la historia compartida entre el flamenco y los toros. Antes, los profesores Buxadé y Purroy, avisaron del grave peligro que se cierne sobre la dehesa, no por la presencia o ausencia de toros, sino por la inacción irresponsable de nuestros gobernantes. Y un regalo del profesor Gómez Cabeza que puso encima de la mesa las pruebas de lo que sospechábamos: que la plaza de toros de Segura puede ser la más antigua de España. Todo bajo la tutela y las enseñanzas del maestro de maestros y humanista taurino, Luis Francisco Esplá, al que me honro en servir de apoderado, o mozo de espadas, en estos encuentros. Decía Ortega y Gasset, aficionado a los toros, que su vocación era el pensamiento, el afán de claridad sobre las cosas, y que ese era el mejor servicio a España que podía hacer. Pues en eso estamos.