Toque a muerto

    07 ene 2024 / 09:38 H.
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    El toque a muerto es el que se usa habitualmente para dar aviso a los vecinos del fallecimiento de alguno. Es un toque lento, muy lento, muy lejos del toque alegre y rápido de día del Señor, o sea, del Corpus, y solo tiene tres toques, uno de la campana chica, otro de la mediana grande y otro de la grande. Con un tiempo entre cada toque de las primeras y tres tiempos entre la grande y la chica. Durante la tarde anterior los monaguillos pasan por las calles dándole a las carracas y pidiendo para las ánimas benditas. En cada puerta callan las carracas, suena la campanilla de mano Tilín...tilín...tilín... y el monaguillo más nuevo dice: ¡Para las ánimas benditas! Y entonces sale de la casa una mujer, siempre la más vieja, y deja caer en la cesta sus envíos para sus muertos. Se les llenan las cestas de mimbre con gachas con picatostes, tortas con garbanzos, vino y mistela, porque se ve que la gente cree que las ánimas de sus difuntos todavía no han llegado al cielo, si es que llegan algún día, y andan por ahí dando vueltas de purgatorio en purgatorio. Así que les envían algunas viandas para pasar el rato mientras purgan sus pecados, que debieron ser muchos, a la vista de la gran generosidad con la que sus familias de aquí abajo se portan en este día. Dan por descontado que algo de gachas y de mistela va a parar a la alacena del cura, pues entienden como normal que el intermediario, como siempre, cobre por sus servicios.

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