Todo por España

“Por España, todo por España”, son palabras que estuvieron en boca de Alfonso XIII, Juan III y Juan Carlos I en momentos cruciales. A Don Juan de Borbón no se le permitió asistir a la jura de su hijo; en la democracia sí tuvo un lugar destacado en la de su nieto Felipe, como eslabón de la cadena sucesoria consustancial a la institución. La ausencia de Juan Carlos I en la jura de la Princesa Leonor ha sido clamorosa y el vergonzante veto al gran Rey es tan impropio de la Corona como del Gobierno. Él, que renunció voluntariamente a todos los poderes recibidos de Franco, trajo a España la democracia y las libertades y propició la Constitución que ha dado al país años de estabilidad y progreso que nadie puede discutirle; actuaciones privadas más o menos reprochables y no punibles no pueden opacar su trayectoria como Rey de todos los españoles. La grandeza y la servidumbre de la monarquía está precisamente en que en cada momento sus titulares han antepuesto los intereses superiores de la nación a los suyos propios, lo que no es usual en la clase política. España no debe olvidar ni la Corona prescindir de tan alto activo. Una vez más, como en otros momentos difíciles digamos V. E. R. D. E.