Todo
no vale

Se acerca la festividad del Día de Todos los Santos y de Difuntos unida a la que hemos hecho más nuestra que muchos anglosajones, Halloween. En nuestra cultura, como reza la tradición, las gachas sobrantes servían para sellar las cerraduras de las puertas evitando que no entraran a la casa los malos espíritus que deambulaban por la oscuridad. Todos aceptamos esas tradiciones que puedan ser la idiosincrasia de un pueblo siempre y cuando no sobrepasen el límite del bien convirtiéndose en incívicas e irrazonables. Es por ello que, llegadas estas fechas, siempre memoro una noche cualquiera, en un pueblo cualquiera y a unos adolescentes cualesquiera que, escondidos bajo sus capuchas y confundiendo la tradición con la maldad, lanzan daño en lugar de gachas también a unas casas cualesquiera. Por entonces, archivé un artículo de opinión en mi ordenador pero sus interrogantes e indignación se repiten: ¿podemos hacer los ciudadanos lo que nos apetezca a costa de lo que sea?, ¿podemos disfrutar con espectáculos animales brutales?, ¿podemos insultar desde nuestras ventanas a unas jóvenes estudiantes amparándonos en la tradición?, ¿todo esto y más vale? Si es así, tendremos que revisarnos.