Tierra, tenemos un problema

    17 ago 2019 / 11:24 H.

    Años después de pisar la Luna, Armstrong confesaba que de aquel fantástico viaje lo único que no podía recordar era el indescriptible silencio que conoció en el espacio. Medio siglo después, contemplando la Luna llena de agosto me viene a la memoria el revuelo que se montó en casa de mi vecino cuando casi todos los niños del barrio, y algunos adultos, invadimos su patio para ver en blanco y negro a los astronautas colocando una bandera al satélite terrestre. Por aquel entonces, eran muy pocos los hogares que tenían TV, y había muchos más todavía que también carecían de electricidad y agua corriente. A pesar de esas carencias que no eran las únicas, ni las más importantes, la noticia de aquel “gran salto para la humanidad”, recorrió como un rayo la bola del mundo. De una u otra manera, hasta el más insignificante habitante de la Tierra, más temprano que tarde, tuvo a su alcance la información de tan fabulosa hazaña. Dicen que aquella fue la primera vez que el humano tomó conciencia de lo que es nuestro planeta, y de ahí nació el movimiento ecológico. Aunque hoy, parece que buscamos más ese silencio que conoció Armstrong.