Tiempo que alimenta

    24 jun 2024 / 09:04 H.
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    Entiendo a los padres que piensan en que, además de inglés, sus hijos deberían estar aprendiendo chino. Probablemente deberían practicar tenis pero, teniendo los martes libres, no estaría mal apuntarlos a informática. A día de hoy descansar es un acto poco menos que revolucionario, debido a que se nos han imbuido en la idea de que más es mejor, más preparado es tener más oportunidades y que el mundo es una gran bola de piedra que corre tras de ti, engullendo todo a su paso desde que rozas con los dedos un tótem como el mismísimo Indiana Jones; solo que, en lugar de una calavera de cristal, es la misma madurez lo que desata todo. Podríamos diferenciar entre vacaciones activas y pasivas, las que disfrutan los niños en familias con recursos y los que están tan lejos de la playa como de la Luna; pero sobre todo podemos distinguir entre los que sienten el descanso como parte del aprendizaje y no un paréntesis en el mismo. El descanso es tan necesario como el silencio entre las notas de una partitura, es sacar la cabeza del agua para algo más que tomar oxígeno; es, en definitiva, lo que nos permite dormir con sueño y comer con hambre.

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