Tiempo de pactos

12 abr 2022 / 16:00 H.
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El cambio de liderazgo en el Partido Popular debería inaugurar una nueva etapa en la política nacional marcada por el diálogo, el pacto y el consenso. Resulta imprescindible en un contexto social y político donde se requiere de altura de miras y de grandes estadistas. De momento la primera reunión entre el presidente Sánchez y Feijóo no ha respondido a esas expectativas. Ambos entornos han resaltado la cordialidad de la reunión y sus buenas intenciones, pero ni el documento de 11 puntos planteado por Moncloa, ni la escasa planificación de prioridades del principal partido de la oposición ha dado fruto alguno. El encuentro respondió una vez más a una política de gestos más que a una voluntad sincera de ambos partidos por contribuir a una nueva etapa política, donde reine el sentido de Estado, la responsabilidad, y la primacía del interés público frente al interés electoral.

La palabra pacto viene del latín Pactum, que significa acuerdo, alianza o compromiso hacia lo acordado. Los grandes avances políticos en el mundo y en España han venido precedidos siempre de grandes pactos, como los que se produjeron tras las II guerra mundial, o los más recordados en nuestra historia reciente, los denominados pactos de la Moncloa en plena transición política. Pero pactos requieren de cultura política para ello. Hay que preparar el terreno y para eso, nada más sano que huir del insulto, la crítica fácil o el gobierno de ordeno y mando. Hay que hacer un uso responsable de las instituciones, y una oposición útil al servicio de la ciudadanía.

El contexto político global y nacional no puede ser más incierto y volátil. Por eso necesitamos más que nunca gobiernos y partidos que nos ofrezcan algo de seguridad. Necesitamos, además, pilares sólidos no sólo para nuestro progreso como país, sino para salir de las incertidumbres y las múltiples crisis que nos envuelven. Seguridad frente a la nueva guerra en Europa, frente a la crisis sanitaria, la temida crisis energética y climática, la crisis social, etc. Es hora del diálogo permanente y de cambiar las formas de hacer política. Los dos principales partidos, PSOE y PP conocen, además, que la coyuntura electoral, no les va a permitir gobernar en solitario al menos en las próximas contiendas y que requieren de acuerdos con todo el arco parlamentario. Las formas son el fondo en la política como le gustaba recordar a menudo al expresidente Zapatero, que llevó a gala restaurar la buena educación en el debate político. El buen clima político es cuestión de formas, de talante, pero también de propósito. Hay que construirlo con ganas y con afán. Lo más importante de una democracia es contar con instituciones sólidas y esa solidez no se consolida con partidos y líderes con miradas cortas y propuestas partidistas. Ha llegado el momento de que gobierno y oposición demuestren responsabilidad para acordar y consensuar medidas que nos permitan salir de esta grave crisis lo antes posible y poder ofrecer expectativas de vida a jóvenes y mayores, a profesionales y empresarios, a todo un país que necesita de buenas noticias y de certezas de que vamos a poder seguir produciendo, trabajando y viviendo dignamente en esta era de cambios. Déjense de populismos, de simbolismos, y de lugares comunes para pactar los mínimos de una política fiscal y de gasto público duradera. Los servicios públicos necesitan estabilidad, inversión y fortaleza.

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