Tiempo de lírica

05 jun 2019 / 08:48 H.

Ya sé que hablar hoy de tiempo de lírica es perder el tiempo. Ahora no hay tiempo nada más que para hablar de política y, para los que están implicados en las fases de ascenso, para hablar de fútbol. Desafortunadamente, eso de la lírica suena cada día más a chino. A otros nos ha gustado la zarzuela desde que éramos unos niños, cuando estaba en pleno vigor y las compañías llegaban al teatro Cervantes para quedarse uno y dos meses, justamente cuando yo empecé a tener contacto directo con la zarzuela y vi mis primeras representaciones, como “La alegría de huerta”, interpretada por Esteban Astarloa y Purita Jiménez, con cómicos destacados como Florencio Calpe y Tino Pardo. Eran otros tiempos.

Me encanta encontrarme de vez en cuando con alguien o algo que me traiga a la memoria ese encanto que tiene la zarzuela. Hace pocos días les hablé del éxito del tenor Ignacio Encinas en el concurso “La Voz Senior”. Hoy les voy a hablar de su suegro, el director de orquesta y empresario catalán que llevó la lírica a casi todos los rincones de España, entre ellos, Jaén, a donde vino en numerosas ocasiones con su compañía, en la que figuraban su esposa, Angelita Navés; su hija, María de los Ángeles Damunt; su yerno, Ignacio Encinas, y un barítono, Enrique Sacristán, con quien hice buena amistad. Hablando con Damunt me enteré de que ya falleció. Sí, durante estos días he hablado telefónicamente varias veces con José María Damunt, un hombre que tiene mi misma edad y el mismo amor por la zarzuela.

El tiempo no pasaba para nosotros hablando de los buenos tiempos de la zarzuela y lamentando el olvido de que es objeto desde hace años por parte de la Administración. Damunt mantuvo durante varios años en Cataluña un programa televisivo llamado “Tiempo de lírica” en el que se daban zarzuelas completas, de las que vi bastantes, entre ellas, “Sueño de gloria”, que tiene música del propio Damunt. Hace algunos años, él me dijo que en Cataluña no se pone zarzuela porque su música no es catalana. Como si la música necesitara tener patria cuando se sabe que la buena música es universal. Ya está retirado, aunque de vez en cuando hace alguna cosita para refrescar la memoria a los olvidadizos, y me habló de que tiene un nieto, un chaval aún, que ya empieza a mostrar una voz importante. No es de extrañar siendo hijo de un tenor y una soprano.