Tiempo de cambio

    08 mar 2020 / 09:47 H.
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    Como practicante de artes marciales hay algo que procuro recordar: la transición, todo aquello que nos lleva a un movimiento final, da sentido a lo que hacemos. En la vida no importa lo rápido que vivas o el ruido que hagas, lo verdaderamente importante es de qué manera tus actos te cambian a ti y afectan a los demás. La Cuaresma no es un castigo, es una oportunidad para cambiar y estar preparado para encontrarnos con Cristo en Semana Santa. ¿Qué importan el pan de oro o los golpes de pecho, cuando durante el resto del año no hemos procurado mejorar nuestro comportamiento? La abstención no solo supone tomar perspectiva, siendo conscientes de lo que la privación supone a aquellos que no tienen otra opción, sino que permite forjar nuestra voluntad. Cuando nos privamos, nuestro sacrificio no nos anula, más bien nos dice que somos capaces de tomar decisiones más allá de nuestras necesidades. Actuar pese a nuestros deseos nos permite poder decidir, y es eso precisamente lo que nos ofrece este periodo de reflexión: tomar la decisión de ser mejores personas por nosotros mismos para vivir nuestra espiritualidad, para saber quiénes somos

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