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    13 abr 2020 / 16:23 H.
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    Marzo ventoso, abril lluvioso, sacan a mayo florido y hermoso, recordaban nuestros mayores, démosles gracias en estas lluviosas y trágicas semanas de confinamiento, temerosos de morir por el virus, amedrentados por las órdenes del gobierno ante la pandemia del Sars-CoV-2 de Wuhan, molécula tipo ARN que se replica en los pulmones, corazón, riñones e intestinos y se expande por gotitas respiratorias, miles de mayores muertos. ¡Ay, mascarillas, guantes, desinfectantes, respiradores, hospitales, enfermeros, médicos, agricultores, ganaderos, pescadores, industriales, transportistas, vendedores, policías, profesores! El virus mata a los jubilados, los abortorios a los humanitos. El tiempo es oro, la familia es el hogar humano, la libertad es vital, la eficacia de los sanitarios salva vidas, plataformas cívicas de víctimas del virus exigen justicia, el remedio de los decretos paralizantes y confiscatorios es mucho peor que la enfermedad, arruinadas empresas y empleos, la Unión europea paralizada e insolidaria. Controlado pronto el virus, ¿cómo curarnos de los indefinidos parásitos que fagocitan las vidas de los españoles? ¡Por los mayores y difuntos.

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