Tía Vicenta

    10 feb 2023 / 18:11 H.
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    La vigilancia a los conferenciantes por parte del Ministerio de la Gobernación, forma parte del capítulo la censura. Algunos autores por su trayectoria sociocultural erran más proclives a ser vigilados, como son Álvaro de Laiglesia o Luis María Ansón. Cuando la invasión rusa en Polonia, los únicos que se atrevían a criticarla, fueron los sacerdotes en los púlpitos, mandaban a unas personas reconocidas por ser ajenas a la parroquia, que se acercaban incluso a tomar la comunión para pasar desapercibidos. Entre las actividades de la Codorniz, Álvaro se dedicaba a dar conferencias a las que acudía numeroso público, en una ocasión “se le escapa” llamar memo al señor ministro. No contaba Álvaro con la presencia entre los conferenciantes de “testigos”. Este comentario llegó a oídos del citado ministro, que interpuso una querella contra el director de La Codorniz. Daba la casualidad que en Buenos Aires “Argentina” se había editado una revista de humor, siendo director Carlos Severo Toranzo. “Tía Vicenta” muy similar a
    La Codorniz y deseaban que fuera Álvaro a dar una conferencia en la presentación. A pesar de haber sido organizada por el embajador don José María Alfaro, Álvaro no pudo trasladarse a Buenos Aires, por el motivo de haber llamado Memo al Ministro.

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