Temas de hoy

    07 jun 2019 / 09:54 H.

    Hoy en día, los seres humanos viven inmersos en una sociedad estratificada en clases poco permeables y muy diferenciadas entre sí de acuerdo A su poder adquisitivo, que fija su posición en la escala social. Una vez superada la etapa de formación que puede ser más o menos completa, cada individuo se incorpora al sistema y acepta su “statu quo” sin cuestionar las reglas, debido a que en la conciencia colectiva predomina un pensamiento supuestamente plural, que, en realidad, es uniforme y perfectamente dirigido, ya que se produce por asimilación masiva de un caos de confusas falsedades difundidas por los medios de comunicación y las redes sociales. Esa corriente de opinión es el resultado de la indigestión de una sopa boba compuesta por una barahúnda de información manipulada procedente de muy diversas fuentes, la mayor parte de ellas, interesadas en que la verdad quede oculta, de tal modo que la gente apenas piensa; pero, eso sí, opina de esto y aquello y pontifica sobre las cuestiones más transcendentes con una autoridad muy por encima de su nivel de formación, ya que no existe ni se acepta ninguna barrera moral. Se podría decir sin ánimo de ofender que hay demasiado “doctor con fraude” en nuestro entorno, producto genuino de un empacho de bulos sin digerir.

    No es extraño que en cualquier reunión de familia, amigos o simples conocidos se traten temas de actualidad que suelen versar sobre economía, trabajo, política, arte, cultura, organización social, ocio, tecnología, naturaleza, clima, gastronomía e incluso sexo, por citar algunos de los tópicos más comunes.

    Cuando se intenta compartir un rato de ocio, puede resultar embarazoso hablar de economía y trabajo porque alguno de los interlocutores podría estar a dos velas o bien en paro, y quedaría señalado. De igual modo, el tema político y de organización social enseguida enciende las pasiones y puede resultar frustrante comprobar que esa persona a la que se acaba de conocer es de un signo político inesperado —mal asunto tener que lidiar en ese terreno tan delicado y propenso a la descalificación personal—. Por otra parte, la cultura y el arte requieren unos conocimientos y gusto por lo bello que no suele ser común entre las personas que dedican seis o siete horas al día a ver televisión cutre y descarnada —sálvese aquel que pueda de este vicio nefando que es uno de los canales por los que llega la bazofia que acaba conformando la conciencia social—. La tecnología, para el común de los mortales, sólo existe como herramienta de producción de máquinas que nos hacen la vida más fácil y la comunicación más rápida, pero ese tema es arcano y lo único interesante que podemos encontrar son ideas para adquirir un nuevo móvil o un coche cada vez más potente. De sexo no es posible hablar, pues es un tema casi tabú, así que mejor no tocarlo y, cada cual, como Antón Pirulero, que atienda a su juego.

    Por suerte para todos, suele ser muy socorrido recurrir a temas poco transcendentes que hagan posible la comunicación sin arriesgarse a invadir la intimidad de los posibles interlocutores, y es sana costumbre entre la gente más o menos educada hablar del tiempo, aunque de un tiempo a esta parte, valga la redundancia, hablar del clima puede derivar en situaciones comprometidas, como el cambio climático, y todavía algunos individuos niegan la mayor y opinan que eso es cosa de algunos iluminados y que no hay que preocuparse porque siempre ha hecho mucho calor en verano y, al final, llega el invierno y hace frío e incluso llueve. La experiencia dice que puede ser contraproducente porfiar en ese asunto, y es mejor salirse por la tangente y proponer algo mucho más neutro, un tema en el que todos puedan estar más o menos de acuerdo: la gastronomía. En ese tema es mucho más fácil de entender y casi todos podrán aportar ideas y experiencias que harán amena la conversación hasta llegar a un consenso. En general, es bastante amable poner sobre la mesa los asuntos que atañen a la satisfacción del apetito con buenos alimentos. Otro día hablaremos de esto.