Sucedió en Sabiote

06 sep 2022 / 16:16 H.
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Sucedió en Sabiote hace justamente 60 años. Se estaba llevando a cabo un rodaje cinematográfico en dicha localidad de la comarca de la Loma en la provincia de Jaén. La película en concreto que se estaba filmando tenía por título “La becerrada” y estaba dirigida por José María Forqué (cuya película anterior había sido la magnífica “Atraco a las tres”). El caso es que las gentes del cine, con su glamour y su parafernalia, constituían durante esos días la atracción principal para los habitantes de Sabiote. Y se daba la circunstancia de que un grupo teatral tenía previsto desarrollar una serie de actuaciones allí en la villa sabioteña precisamente en las mismas fechas. Se trataba de una de esas compañías de repertorio, de carácter familiar, que a la manera de los cómicos de la legua iban de pueblo en pueblo arrastrando sus bártulos y tratando de atraer al máximo posible de espectadores para presenciar las comedias que tenían previsto representar cada noche con la intención de reunir una taquilla suficiente con la que poder subsistir. Pero, para desgracia de los comediantes, el público estaba mucho más interesado en asistir a la filmación cinematográfica que a las funciones teatrales. La perspectiva para ellos era bastante sombría.

Sin embargo los profesionales del cinematógrafo necesitaban, para el rodaje, la contratación de extras para diversas escenas. Los teatreros, esperanzados, deciden presentarse ante los encargados de producción de la película para interpretar esos personajes de figuración. El problema es que algunos lugareños también desean participar en la película, aunque finalmente los peliculeros se decantan, con buen juicio, por elegir a los de la compañía teatral que de ese modo lograron paliar las pérdidas provocadas por la escasa asistencia de público a las representaciones.

Muchos años después, el protagonista de aquella película, nada menos que el gran Fernando Fernán Gómez, decide llevar a cabo un gran proyecto literario y cinematográfico, sobre las desventuras de una de aquellas compañías itinerantes de provincias, titulado “El viaje a ninguna parte”, en el que introduce una situación muy similar a la que presenció años atrás en Sabiote. Y en la parte más conmovedora de aquel precioso homenaje a la profesión teatral, uno de los personajes, Carlos Galván (encarnado en la versión cinematográfica por el actor José Sacristán), pronuncia un emotivo discurso con el que trata de convencer a los vecinos del pueblo de que lo más justo es que sean los cómicos los que asuman los papeles de figurantes en la película. Hace unos días, leyendo las notas autobiográficas que componen “El tiempo amarillo” de Fernando Fernán Gómez, supe que una de mis escenas cinematográficas favoritas de toda la vida nació inspirada por algo que sucedió en Sabiote, y no he podido reprimir mi deseo de compartirlo y tampoco me resisto a incluir un breve extracto del monólogo: “En este pueblo hay hambre y vosotros tenéis derecho a comer cuando alguien trae al pueblo un pedazo de pan. Los cineastas han venido aquí y sois vosotros los que debéis cobrar su dinero. Este pan ha caído hoy, como cayó el maná sobre el pueblo elegido... Pero ¿dónde está el maná de los cómicos? ¿En qué tierra caerá que sea nuestra tierra? Nosotros no somos de ninguna parte. Somos del camino...”.

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