Suceden cosas
Como un pez que no sabe nadar, como una tormenta sin lluvia, como un amanecer sin cielo que mostrar, así pareciese que despierta algunas veces la ciudad. Confusa, intranquila, perturbada. Leemos titulares, profundizamos en ellos, confiamos en que todo irá bien y observamos cómo cada día suceden cosas. Esas cosas convertidas en sucesos que nos mantienen con los ojos abiertos. Unas veces con la boca cerrada, donde no entran moscas y, otras veces, boquiabierta. Lo importante de todo es que, mediante esas cosas, se nos informa, aunque a veces el ruido también desinforma. Hay que digerirlo todo, digerirlo pero bien. Despacito. No como la canción pero sí con emoción. Que las cosas emocionan, para bien o para mal, pero consiguen abrirnos los ojos también. Ejemplo de ello; los desastres de las guerras, las vidas que se pierden en accidentes de tráfico y un largo etcétera. Con la importancia que cada hecho tiene, pues no es lo mismo perder una vida que perder en el juego. Digo yo. “Hay cosas que no tienen solución y son las que más”, como decía Larra. Tristemente es así. Tampoco llueve a gusto de todos ni hay lluvia eterna, aunque falta hace que llueva. Por lo que pueda pasar, tengamos hoy los ojos abiertos ante esas cosas que suceden.