Sosoritnem

    19 mar 2023 / 08:00 H.
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    A esta hora en que estáis abriendo la página y a toda mecha el vapor del mundo empuja hirviente por la boquilla de las cafeteras, estaré dormido. Fuera, la ropa negra de los conciertos, cadáver del viernes, oliendo a tentación y a humo. El mechero sin gas y la cartera abierta con el blíster vaciado por la resaca. Sí, dormido. No se os ocurra despertarme. Parecía ayer cuando esas niñas de la Vega, Liliana y María, escribían letrillas en los márgenes. Poderosas sus voces, profundo el alacrán de sus acústicas, intimísimo el vitalismo de sus canciones, anoche en la sala Granada 10 hubo lección de algo. Ellas solas, que se llaman Sosoritnem, le dieron la vuelta a la palabra que está en el espejo de los grandes artilugios sobre los que se sustenta la felicidad de este sálvese quien pueda. Y debutaron dejando tiesa a la noche canalla, como aquellas, ay los años, del Chubby o de la San Carlos en que nadie dejaba caer un hielo sobre los cristales cuando la cosa se ponía seria sobre la tarima. Que nadie os despierte de este sueño que despega, Sosoritnem, vosotras que habéis visto volar bajo a los aviones que se pierden sobre el cielo de Granada y no van a ninguna parte. O sí. Quién sabe.

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