Sóplense las narices

    21 jul 2019 / 12:05 H.

    Me despierta el molesto y continuado ruido de las sopladoras. Se ha puesto de moda realizar las tareas de limpieza de las vías públicas arrastrando toda la basura con el chorro continuado de aire que dichas máquinas producen. Manda el dinero, como siempre, y poco importa la salud ciudadana. Las nubes de polvo se meten en las vías respiratorias llenando nuestros pulmones de partículas finas que ningún bien aportan al organismo. Pero poco importa eso si con la maquinita de las narices se ahorran puestos de trabajo. Ya no vale dejar la ventana del dormitorio abierta, ni aparcar nuestro vehículo en cualquier sitio, lo prioritario es despertarnos con un ruido estridente y molesto. Recién llegado de un viaje por Francia, dónde me quedé anonadado al ver a trabajadores barriendo las calles con los escobones de siempre, toca toparse con nuestra mal entendida modernidad. Por mi parte podrían meterse, ayuntamientos y empresas, dichas máquinas por ese lugar dónde la espalda pierde su nombre. Lo moderno, ilustrísimos alcaldes, sería velar por la salud y bienestar de los ciudadanos.