Sopas calientes

    29 may 2023 / 09:00 H.
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    Un buen caldo esconde siempre una excelente materia prima: carnes, pescados y verduras que se cuecen por mano experta. Sin embargo, cuando la cuchara llega a nuestra boca no tenemos que masticar cada uno de los ingredientes que reposaron en la olla. Con la patria ocurre algo parecido, de manera que uno puede disfrutar de la sanidad pública sin conocer el nombre de todos los que cotizaron; al igual que es perfectamente posible impregnarse de la cultura sin siquiera saber leer. Por ello, nuestra identidad es el resultado de millones de decisiones, de esfuerzos que, antes que colectivos, fueron individuales. Cuando veo los carteles electorales o aquellas declaraciones de intenciones que llaman programas, pienso que hay cocineros que no saben dónde están los fogones, que al final el que vende el producto nunca salió a pescarlo. Evidentemente, cada uno debe saber cuál es su lugar y, por supuesto, no todos son iguales; pero ello no significa que debamos olvidar que nadie es la patria, lo somos todos indistintamente. Por tanto, votemos sin olvidar de dónde vienen nuestros representantes y, sobre todo, qué le otorga el sabor a este país.

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