Sonata de estío

13 ago 2022 / 16:04 H.
Ver comentarios

La poesía no sustenta el ámbito físico de los cuerpos, pero puede aliviar y consolarnos en el tránsito dulce o amargo de esta vida, como un bálsamo urgente ante la herida impuesta. Eso lo sabía Miguel Hernández que nos dice: “Un carnívoro cuchillo de ala dulce y homicida, sostiene un vuelo y un brillo alrededor de mi vida”. No parece que sea el comienzo de un poema de alegría y esperanza, pero está constatando para sí mismo y cantando para los demás que la vida no parece tan bella, pero que tampoco dejamos que lo sea. Como también lo sabía mi entrañable amigo Guillermo Fernández Tejeda al que le debo una vaca-mariposa, un último abrazo y todas las bondades. Estamos atravesando una época confusa, con desazón y pesadumbre por múltiples causas, y no tan sólo por la presencia de un virus enconado y cruelmente solidario, sino también por todas las pobrezas y miserias, no siempre materiales, que de alguna manera nos van surgiendo a todos en este anchuroso mundo, que permanecían en estado latente y que reaparecen al menor escollo. El sálvese quien pueda, es una expresión que puede llegar a ser un desafortunado catecismo, si es instrumentada por ávidos rateros, y que a fin de cuentas no dejar de ser una locución verbal que invita a la desafección, ante una situación de pánico o peligros desconocidos. El desconcierto y cerrazón mundial siguen siendo durante todas las épocas algo tangible, y a pesar de los avances científicos y de comunicación social, aún se perpetuán muchos de los lugares más oscuros del ser humano. Estamos viviendo en las avanzadas redes sociales casi tanta confusión, como información tergiversada o manipulada. El emisor puede ser cualquier desaprensivo y el receptor ya no se fía de nadie, o escucha lo que quiere escuchar. Para terminar con una cierta relajación, y al hilo de lo expuesto, hay una cita atribuida al Quijote, circulando por esos lares, donde se habla de este país como lugar que destrona reyes y corona piratas. Siendo un bulo, pues Cervantes no escribió tal, y que yo me he permitido contrariar, modestia aparte, con otro bulo de cosecha propia y que viene a decir así: “Y ahora en este camino que no sabemos dónde ha de llevarnos amigo Sancho, y después de sestear a la sombra de aquel amable olivo que sembraron algunos infieles, tengo que remendar, a mi pesar, algunos de los míos pensamientos, y decirte que por estos senderos, que el Supremo Hacedor nos procura, me he encontrado con piratas sin mar, con gañanes coronados por reyes disolutos, con hombres con del juicio ido, que ensucian palacios con la soberbia de la idiocia, y cortesanos que son mal hallados en el espejo donde se miran, pues quieren ver los que sus reyes nunca encontraron”. La choza y el palacio, los piratas y los reyes son cartas del mismo palo, depende de quién baraje.

Articulistas