Solución al tranvía: cercanías

Por fin vamos a tener el tranvía en nuestras calles, tras una inversión brutal acrecentada por años de inmovilidad provocada por los enfrentamientos de siempre —¡bien está lo que bien acaba!—: una ciudad partida en su centro por una infraestructura con diez paradas en 4,7 kilómetros que apenas resuelve el trazado de una línea de autobús. La concesionaria no tendrá problemas los primeros años porque el déficit lo soportarán la Junta y el Ayuntamiento, ¿y después? Urge pensar y consensuar —lo que antes no se hizo— cómo rentabilizar el nuevo servicio y darle el contenido que hoy no tiene. Jaén, su cacareada capitalidad, necesita resolver la logística de la zona de influencia. Se impone —¿sería mucho pedir?— una línea de cercanías que desde Vaciacostales por la senda ferroviaria de la vía verde llegaría hasta el polígono industrial de Martos y otro ramal casi recto, por las urbanizaciones a Mancha Real. Potenciaría el desarrollo y progreso de la comarca —un emporio—, abriría más la Universidad y los centros comerciales a los pueblos y aseguraría la rentabilidad, no solo económica, de un tranvía cuya viabilidad no estudiaron quienes precipitadamente lo pensaron hace dieciséis años.