Sobre la verdad

06 mar 2024 / 10:01 H.
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En la placa situada bajo el portero automático se podía leer: “En esta comunidad no queremos publicidad”. Cuando no eres un habitual de ese edificio, choca la placa metálica con el mensaje. Mi primer pensamiento fue el hartazgo al que habrán llegado para tomar la decisión de ponerla. Más allá del volumen de papel y llamadas a los pisos para acceder a los buzones, está lo inútil de la misma. El objeto de la publicidad es hacerte creer que no sabes lo que debes saber, que no estás en la verdad. Ósea, la bondad de mi producto. Si existe el término de posverdad y toda la narración que se ha construido en torno a definirla y desenmascararla es porque nos debe interesar qué es la verdad. Baggini lo expresa de otro modo: “La gente sigue indignándose ante las mentiras como siempre, lo que no tendría sentido si no creyeran que no son ciertas”. Omar Bilal Al Banna era Palestino y Omer Siman-Tov israelí, tenían 4 años de edad, los dos a pocos kilómetros de distancia, fueron los primeros menores en morir en la guerra de Israel contra Gaza. Liza, de 4 años, síndrome de Down, una de las primeras menores en morir en la guerra de Rusia contra Ucrania, mientras empujaba su carrito por la calle a gran distancia del frente de guerra.

Hasta el momento son 30.500 muertos en la guerra de Israel contra Gaza. 120.000 bajas rusas y más de 70.000 bajas ucranianas, datos aproximados según el New York Times. El hambre, las enfermedades y la dialéctica que justifica el ataque es el otro agente que ataca a Gaza y mientras el debate en “el barrio”, en los cafés con cómodas calefacciones y posibilidad de pedir múltiples combinaciones para desayunar, es determinar dónde esta y quién tiene la verdad en el error arbitral. Situación que afecta a quienes manejan las grandes cuentas de publicidad. Los europeos nos escondemos o apoyamos en la burocracia de los procesos de ayuda humanitaria como un instrumento más para no querer demostrar que se está de una de las partes, asumiendo que la existencia de víctimas es una situación inevitable. Europa, la garantista que da lecciones de derechos humanos siempre que no cuestionen sus intereses económico o fronteras. Estados Unidos. Tienen un paquete firmado de ayuda militar con Israel hasta 2028 de 38.000 millones de dólares. Se ha comprometido a enviar a Ucrania más de 67.000 millones de euros, mientras la unión europea es el mayor donante con 144.000 millones de euros. Todavía habrá quien crea que el fin de la situación bélica es liberar a rehenes o territorios, cuando no es más que un pretexto cuyo fin justifica los medios, ganar terreno, probar armamento y ocupar un puesto en el nuevo escenario para ostentar más poder geoestratégico. El fondo son las fuertes inversiones y el retorno posterior de las mismas, en obras y pagos por los préstamos y las armas nada es desinteresado. Mientras tanto, “la Universidad” deja a un lado su finalidad —universitas— sin actitud crítica ante la no verdad ocultando y cerrando el debate. Sin critica no hay ciencia, ha dejado de lado el humanismo. Desde el dolor, ¿cuál es la verdad? El resultado son las vidas eliminadas, la muerte; personas con sonrisas y proyectos de vida que ya no podrán ser desarrollados; y para quien aún vive la agonía de vivir sin entender para qué las pérdidas, y la obsesión por ser poseedor de su verdad: “Quien los mató, son asesinos”.

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