Sobre la primavera

23 mar 2016 / 17:00 H.

A pesar de que se publica en Miércoles Santo, este artículo no aborda la celebración religiosa que nos ocupa estos días. Considero que ya hay mucha gente que enarbola su pluma con entusiastos cantos relativos a la belleza de las imágenes que desfilan por nuestras calles y sobre la abnegada fe de los costaleros y penitentes. No veo necesario sumar mis palabras, que nunca llegarían a tal cota de exaltación. Prefiero hablar de la primavera, esa estación que se supone repleta de amor y pasiones, aunque, a veces, solo nos traiga alergias y resfriados. Si eres cubano, la primavera te puede regalar el deshielo de manos de un presidente americano, dispuesto a llevar la democracia más allá de sus fronteras, aunque dentro de las suyas existan personas como Donald Trump, al que se le puede llamar de todo, (y se me ocurren calificativos muy fuertes), menos demócrata. Si eres refugiado sirio, la primavera te puede obsequiar con un bonito acuerdo “lavaconciencias” entre la Unión Europea y Turquía. Más dinero y privilegios al país vecino para que mantenga a la chusma lejos de nosotros, los elegidos. Las fotos de niños muertos en la playa dejaron de producirnos remordimientos hace tiempo. Hay vidas que valen menos que otras, que duelen menos. A los parados jiennenses, la primavera les puede ofrecer un trabajo mal pagado en la hostelería, contratos a tiempo parcial y jornadas eternas. Y a los políticos, ¿qué les traerá a nuestros representantes electos esta apasionada estación? Pediría para ellos una atracción fatal que los llevara irremediablemente al acuerdo, para que no nos tomen el pelo con unas nuevas elecciones que los ciudadanos no queremos. ¡Por Dios!, ¿qué hago hablando de estas cosas? Disculpen, me despisto con frecuencia. Les juro que mi propósito inicial era escribir un artículo amable sobre la primavera, que reflejara la alegría de la vida, el canto alegre de los pájaros, la savia nueva que inunda las plantas y engalana de colores brillantes nuestros campos. Sobre el “no tengo nada que ponerme”, los anuncios de El Corte Inglés y las dietas milagro.