Sobre Borges y Hemingway

    05 feb 2021 / 13:18 H.
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    El taller del grupo literario Café de Palabras me pidió un relato dialogado y me propusieron la lectura de “Los asesinos” (1927), de Hemingway, por su parecido, por su extenso diálogo, con una pieza de microteatro. A la par dilucidé la relación que tienen “Los asesinos” con “La espera” (1950), de Borges. Ambos relatos tienen mucho en común: en los dos cuentos un traidor es extranjero; ninguno de los dos tiene resolución para distanciar a sus perseguidores; en lugares tranquilos, los dos se instalan en un cuarto de pensión, que regenta una mujer; los dos se entregan sin defenderse; en ambos los asesinos son dos, como apunta Marta Spagnoulo en “De cómo Borges contrapunteó con Hemingway”. Frente a lo dialógico de “Los asesinos”, para indagar sobre el personaje, el narrador de “La espera”, aunque mantiene la tercera persona, se ve obligado a invertir el punto de vista: debe enfocar a la víctima. Y mientras que Hemingway oficia de parco acotador del diálogo, Borges carga con el peso de una omnisciencia extrema-recargado de compromiso al imponerle acotaciones propias. Diálogo en un texto frente a la omnisciencia del otro. Todo un alegato para leer estos textos también en inglés.

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