Sin soluciones para la guerra

10 sep 2023 / 13:29 H.
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Llega septiembre y comienza un nuevo curso académico en nuestra Universidad. Un nuevo curso ilusionante por los avatares que lo rodean. La Universidad de Jaén estrena nuevo rector y equipo de Gobierno, después de las recientes elecciones, que tendrán que hacer frente a los grandes retos que requiere una nueva Universidad que ha de replantearse sus fines y objetivos para adaptarse a la nueva Ley de Universidades aprobada en abril, para lo que tendrá un periodo de dos años, en los que será necesario que la institución cuestione sus métodos educativos y sus sistemas de gestión, que incorpore medidas que propicien la movilidad y la convergencia de los programas académicos, en el marco de un espacio universitario europeo y que permita una adaptación de la oferta de los estudios a los rápidos cambios y expectativas sociales. En definitiva, una universidad que sea referente y dinamizadora cultural, que se implique con su entorno más inmediato y que sea de verdad motor de desarrollo socioeconómico, mediante la docencia y la investigación, siendo capaz de aplicar la glocalidad, pensando en lo universal para mejorar lo local. El modelo de financiación recientemente aprobado por unanimidad de todos los rectores andaluces parece que puede avalar todos estos cambios para propiciar mayores índices de calidad mediante una mejor asignación de recursos. Nos encontramos, por tanto, en el inicio de lo podríamos denominar una nueva universidad, en la que ya se ha iniciado el relevo generacional y que, por tanto, estará sujeta al análisis de sus fortalezas y debilidades así como a las amenazas y oportunidades que se deben enfrentar. Sin embargo, en el inicio de este nuevo curso es necesario destacar que detrás de los logros que se puedan alcanzar estará siempre la dimensión humana de la educación. Un tema estratégico por relacionarse directamente con el desarrollo de una ciudad, de una región y con la construcción de la sociedad en su conjunto. La educación no consiste sólo en la formación de capital humano para el mercado. En ella trabajamos con la esperanza de realización de los jóvenes: promesa y futuro abierto que no puede verse defraudado. La educación es una responsabilidad del ser humano para con el ser humano, es la responsabilidad de forjar valores y principios, y también de otorgar las posibilidades para transitar por el camino del desarrollo sin limitaciones. Todos quienes hemos impartido clases, compartido nuestro tiempo con los estudiantes en las aulas y en los campus; todos quienes hemos disfrutado y recibido el magisterio de los grandes y buenos maestros, trabajado en las bibliotecas, laboratorios y centros de investigación, conformamos una comunidad, una comunidad de universitarios. En esa comunidad aprendemos una sencilla lección: nunca se deja de ser un universitario. Porque ser universitario va más allá de la obtención de un grado, de una titulación. Ser universitario es una manera de entender la vida, una forma de concebir la sociedad sobre la base de principios y valores profundamente universitarios. La defensa de la libertad, el rigor, la tolerancia en el pensamiento y en la reflexión; la creación del conocimiento y la divulgación de la ciencia; educando y enseñando en libertad, en la convivencia en paz. La aceptación y el respeto frente a la crítica, a las otras opiniones, a las visiones diferentes. La flexibilidad frente a la novedad, a los nuevos procesos, a las innovaciones, a los cambios y la solidaridad y la implicación social frente a la miseria, la pobreza, la marginación y la exclusión. Desde la universidad, trabajamos por un mundo distinto.

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